Mural Erykah Badu Ennis…el retorno
xabier / diciembre 8th, 2017 / 0 Comment
Detrás de todo retorno hay un primer viaje, si no lo has hecho, te recomiendo que empieces por leer el origen de esta historia.
Igual que pasa con cualquier elemento que se encuentre a la intemperie, los murales se deterioran con el paso del tiempo.
Por eso, es habitual que unos años después de haber pintado un muro, un garaje o la fachada de un local comercial, recibas el encargo de repasar el trabajo por varios motivos.
Lo que no es tan habitual es que la llamada venga de un mural que pintaste algunos años atrás…¡en Irlanda!
Pero hubo algo aún más sorprendente y emocionante, y es que cuando recibí la llamada informando de que el mural se había deteriorado, me dijeron que parte de los costes de mi viaje y trabajo, los habían aportado los lugareños a través de una campaña de crowdfunding.
Así fue como embarqué, 5 años después de hacerlo por vez primera, rumbo a Ennis para encontrarme de nuevo con Erykah.
Proyecto: Restauración
Quiero pensar que ella se encargó del tiempo, ya que desde el día que me recibió hasta el último, hubo un sol que si en algún sitio se agradece es en estas latitudes.
Supongo que ella sabía que era importante hacerme sentir cómoda, al fin y al cabo había hecho miles de kilómetros para ponerla guapa, ya que al llegar pude comprobar que el muro estaba bastante sucio.
El dato enigmático de la historia es que nadie sabía cómo se había estropeado. Un tatuador de una tienda cercana parecía tener claro que no había sido intencionado y que al hacer unas obras, los trabajadores habían salpicado cemento.
La cuestión es que asumieron con criterio que era un buen momento para retirar aquellas manchas y dar un repaso al color.
Botes de pintura, una escalera y aquel rincón soleado hubieran sido un total deja vu, si no fuera porque mi hijo merodeando me recordaba por instantes lo que puede cambiar la vida en unos pocos años.
El trabajo duró un solo día, y fue suficiente para recordarme de lo qué está hecho el habitante medio de Ennis, que es sin duda el mayor regalo que me llevo de las dos estancias en su pueblo.
El mural en la comunidad unos años después
Después de la “controversia” que generó el mural en un reducido sector del pueblo, tenía interés por saber cómo había evolucionado la percepción de la gente unos años después.
En el festival de buenas noticias que resultó ser el viaje, está fue una más, ya que comprobé que Erykah (un animal social como es ella) se había hecho un hueco en la comunidad salvando todas las reticencias.
La gente me decía que en un lugar en el que llueve tanto, siempre es agradable encontrarse con una imagen que aporta un toque de color al paisaje gris de un día cualquiera en el invierno de Ennis.
De hecho, algunos me confesaban orgullosos que si alguien va de visita al pueblo, les despiden sacándose una foto en este rincón.
Al terminar mi trabajo y cerrar el último bote, levanté la vista, mire aquellos enormes ojos marrón claro y pensé…
Lo has hecho muy bien amiga
Haciendo tierra
Como buena embajadora de Bizkaiko Txakolina, una de mis misiones es divulgar en mis viajes las bondades de los vinos blancos de mi provincia, con lo que tuve que jugarme la integridad del contenido de mi maleta para cargar algunas botellas y compartirlas con mis colegas irlandeses.
El brindis estaba servido, lo que no me esperaba era que acabara siendo tan multitudinario.
Y es que el momento se convirtió en solemne cuando se sumaron el alcalde y otras autoridades regionales, la prensa, e incluso parte del grupo de personas que había aportado su grano de arena en el crowdfunding.
La mejor forma de cerrar el círculo.
Eternamente agradecida a Ennis
Cuando visitas un pequeño pueblo en algún momento, y vuelves cinco años después, siempre hay cosas que cambian, principalmente en el paisaje.
Sin embargo, algunas características de las personas no cambian, y eso te hace reflexionar y concluir que esa forma de ser es parte de la esencia de la gente.
En este caso habla de un pueblo ultra acogedor, una comunidad de bellísimas personas, que en todo momento se mostraban preocupadas por arroparme, acompañarme y que no me faltara nunca un par de manos para pasarme un bote de pintura o sujetar la escalera.
Ya no pensaré más que aquella fue mi última visita a Ennis, de hecho espero que no lo sea. Por eso el día que me marchaba, al pasar por el mural levante levemente la mano y le dije a Erykah:
Hasta luego
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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