Mural Eibar industrial: rescatando un muro a la deriva
evamena / septiembre 15th, 2017 / 0 Comment
En ocasiones dedicarse al muralismo es casi como ser un bombero…te llaman cuando hay un marrón.
Revivir un nuevo muro después de una obra o alegrar un muro por el que da un poco de miedo pasar, son algunos de los fuegos que tengo que apagar algunas veces.
En definitiva, retos y procesos creativos bonitos que ponen a prueba mi técnica y materiales, hasta límites que siempre toca ir superando.
Cuando afirmo que el muralismo es un recurso que llega allí donde otras muchas técnicas tienen difícil llegar, lo hago pensando en proyectos como este, un caso de éxito de manual.
SOS
Cuando contactaron conmigo para este trabajo el panorama era de desesperación.
Un muro enorme en un entorno algo oscuro, en el que si se mantenían los colores de obra haría de la zona un espacio lúgubre por el que no apetecería pasar.
Estaban convencidos de lo que tenían que hacer pero les resultaba imposible encontrar cómo hacerlo.
Habían probado varias alternativas, e incluso habían llegado a pintar todo el muro para terminar retirando la pintura pocos días después.
Así de literal fue cómo me lo contaron los trabajadores.
La solución
Muchos metros de hormigón y la voluntad de hacer brillar un espacio llamaban a gritos a solucionarlo con un mural que combinara colores alegres e incluyera elementos que aportarán interés visual.
Además, de esta forma podría aprovecharse para personalizar el espacio y hacer un homenaje al pueblo en el que se ubicaba.
Entre motos y máquinas de coser
Eibar es una ciudad industrial, en la que se han fabricado muchos conocidos artículos que han formado parte de nuestra sociedad en las últimas décadas.
Industria en Eibar era la temática que me propusieron, de la cual yo tenía bastante poca idea, con lo que tocaba documentarse e investigar.
Contactos y visitas al Club Lambretta, al museo de la industria armera y al museo de las máquinas de coser Alfa, me sirvieron para completar la ecuación final.
Opté por plasmar los elementos más reconocibles producidos por la industria local, y añadir un tornero como símbolo del factor humano necesario para que todas esas piezas hayan cobrado vida en algún momento.
La curiosidad
Documentarse puede no parecer tan relevante a la hora de idear un mural, pero no hacerlo puede llevar a patinazos curiosos, y que una vez plasmados en un muro puede convertirse en un desastre.
Al presentar el primer boceto añadí una Lambretta cualquiera, y cuando la vieron los del Club Lambretta me quede de cuadros cuando me dijeron:
Esta no es de Eibar, es de las que se hacían en Italia.
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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