Quién es la niña que pinté en el Festival de Arte Urbano de Los Alcázares
evamena / noviembre 9th, 2017 / 1 Comment
¿Qué dirías si te propusieran pintar la fachada de tu casa?
Ahora imagina que esa misma pregunta se la hacen a todo un pueblo y decenas de personas dicen que adelante.
¿Qué aspecto tendría el pueblo? Algo así…
Un evento al borde del mar
En 2016 recibí la invitación para participar en el I Festival de Arte Urbano Museo del Mar Menor que tendría lugar en Los Alcazares, Murcia.
Una localidad costera cercana a Cartagena, que resulta ser la sede de La Compañía de Mario, una asociación Artística que merece mucho la pena conocer, y que se pega currazos como este itinerario de arte urbano por Los Alcázares.
Este colectivo con vocación social era el organizador de este evento, y resulta imposible decir no a una invitación por su parte, cuando su actividad se basa en un decálogo con puntos que molan tanto como este:
Defendemos la cultura popular contra sus archienemigos: la desidia y el aburrimiento.
El tema de mi trabajo
Como toda artista, cuando te plantean un trabajo relacionado con tu obra personal es inevitable sentir algo de vértigo al tener que seleccionar un tema.
Es el famoso miedo a la hoja en blanco de los escritores o al lienzo en blanco de los pintores, pero que en el caso de una muralista cobra proporciones estratosféricas (al menos por el tamaño de lo que toca crear).
Pero siguiendo con los tópicos, aquí la experiencia es un grado, y cuando estás en modo “búsqueda de tema para pintar”, sabes que antes o después verás en el horizonte acercarse una idea de la que te irás enamorando cual adolescente.
En ese momento aún no lo sabes, pero la relación con esa idea pasará por momentos turbulentos, especialmente cuando esta se convierte en real y tienes que “pelearte” con ella para plasmarla en un muro…pero ese es un tema para otro día.
El ser humano detrás de la artista
Cómo una funcionaria o el carnicero de tu barrio, las artistas (quizás especialmente) estamos influidas por el momento que vivimos, y supongo que la diferencia es que lo que nosotras hacemos lo plasmamos en un lugar en el que quedará visible durante años.
Esa es precisamente la historia detrás de este mural, la de una mujer que acaba de ser madre y está sensibilizada con los niños y con un tema que les afecta especialmente a ellos dada su vulnerabilidad.
En efecto esa madre soy yo misma, y el tema detrás de este mural es el drama de los refugiados.
Un tema al que debemos mirar a los ojos
Millones de personas desplazándose de su hogar, dejando atrás toda una vida, enfrentándose a un futuro desconcertante que se debe encarar desde la nada, tras haberlo perdido todo.
Esa es la realidad que me imagino que han debido vivir esos millones de personas, y lo más triste es pensar que de la mano de madres y padres tomando la decisión de desplazarse hay miles de niños, cuya infancia han condenado las decisiones erróneas de algunos adultos.
Así llego a una foto hecha por Muhammed Muheisen que decido reproducir, porque creo que los ojos de esa niña reflejan precisamente la tristeza por su presente y la incertidumbre por su futuro.
Su presente, el de tener que criarse en un campo de refugiados pasando frío, se lo debe también a los países europeos que prometieron refugiar a niñas como ella, y terminaron mirando para otro lado y permitiendo una crisis humanitaria en su propio continente en pleno siglo XXI.
Con todo ello en mente, un día caminando por Donosti encontré la frase que condensaba mis sentimientos y con la que trato de explicarme a mí misma cómo es posible que ocurran este tipo de sinsentidos:
Nadie pone a su hijo en un barco a no ser que el agua sea más segura que la tierra. Warsan Shire (Poeta somalí)
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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