Mural paso a paso; el proceso desde la nada hasta el color
evamena / noviembre 3rd, 2017 / 0 Comment
Pintar un mural siempre es un proceso.
Es en cierto modo un viaje, que te lleva desde un punto de partida hasta uno de destino. En ese viaje cambian muchas cosas pero curiosamente el destino se encuentra en el mismo lugar de partida; el muro frente a tí.
Cuando pinto un mural la reacción que más suelo escuchar de boca de la gente que se acerca una vez finalizado suele ser:
Vaya, cómo ha cambiado el espacio.
Ese precisamente es el poder de la pintura, siendo un material bidimensional tiene la capacidad de evocar sensaciones diferentes en un mismo lugar.
Cómo todo proceso, el viaje para llegar a plasmar un mural en un espacio liso y que transmita esas sensaciones, pasa por varios lugares.
Las siguientes son las fases, una por una, por las que paso al hacer un trabajo de estas características:
1- Visita al espacio
Lo primero es lo primero.
Cuando me llaman y explican el espacio en el que trabajaré, puedo hacerme una idea, pero de esa primera llamada de teléfono siempre deriva una cita.
Visitar el lugar de trabajo es clave entre otras cuestiones para:
• Tener una idea real del entorno de trabajo
• Poder plantear un boceto más fácilmente
• Descubrir problemas y particularidades del espacio, que condicionan el trabajo
De esta visita sales rumiando las primeras ideas y con las fotos sobre las que plantearás un primer boceto:
2- Temática
Depende siempre del tipo de encargo.
En mi caso recibo encargos en los que tengo vía libre para hacer un diseño propio, en los que interesa mi obra personal, u otros que están más definidos y en ellos se me pide que trabaje sobre un tema concreto.
Asumiendo que se trata de lo segundo, en este paso toca documentarse e indagar sobre la historia planteada.
En este caso, por ejemplo, el trabajo estaba muy definido previamente. Me habían dicho qué foto querían reproducir y cómo querían plasmarla.
La idea era visibilizar un oficio tradicional, el de las lavanderas que trabajaban en el río Urumea del barrio donostiarra de Loiola.
Estas mujeres, que limpiaban la ropa de los veraneantes o de los hoteles de la zona, son reflejo de oficios duros e invisibilizados que hacían las mujeres hasta principio de siglo pasado.
Todo mural tiene una historia que en ocasiones es la de recuperar un recuerdo a través de las personas representadas.
A veces las historias de un mural son paradójicas, como este caso, en el que representar una imagen de hace más de 100 años supone evocar una situación que aún es actual, ya que las mujeres siguen realizando multitud de trabajos invisibles.
3- Boceto
Y en este punto toca plantear una idea.
Buscar imágenes que puedan resultar inspiradoras, que representen el espíritu del tema planteado e indagado en el punto anterior, y que por supuesto encajen en la pared sobre la que trabajar.
Para este mural en concreto, este punto se tornó más sencillo porque las fotos estaban seleccionadas, con lo que solo quedaba preparar un ficticio.
4- Materiales
Una vez más, depende de multitud de factores:
• La superficie de trabajo
• El tamaño del muro
• Los efectos que se quieran conseguir
Y las posibilidades son tan amplias como las técnicas de la pintura y graffiti.
Por ejemplo, el spray es una solución que agiliza el trabajo a la hora de hacer fondos, y la pintura plástica aporta densidad al resultado final.
En este caso el muro no era excesivamente grande y pensé que me permitiría trabajar con pintura plástica sin problema, por lo tanto, brochas, rodillos y botes de pintura serían sospechosos habituales durante esos días.
Parece una obviedad, pero al pintar en exterior la pintura debe ser de calidad, la intemperie no perdona y la idea es que una vez hecho, el trabajo se mantenga varios años.
5- Ejecución
Cuando el muro pasa a ser mural.
Si el trabajo se ha planteado bien en las fases anteriores, en esta toca disfrutar, no olvidando que este es un trabajo creativo.
Esa idílica realidad en ocasiones se ve perturbada por cuestiones como las fechas de entrega del trabajo, el clima, u otros factores poco controlables. Es aquí donde la experiencia es un grado para manejar el “modo pánico” de la mejor forma cuando se activa súbitamente.
Y así es como un muro cobra vida, como una historia que permanecía silenciada se recupera y como un muro pasa de la nada al color.
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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