Elementos de un mural (VI): Composición, cuando nada es aleatorio
xabier / mayo 18th, 2018 / 0 Comment
Elementos de un mural es una serie de artículos con los cuales entenderás el amplio y apasionante equilibrio invisible detrás de la composición de un mural, a través de mi experiencia como muralista.
Este es el artículo número 6 de la serie (el último), quizás también te interese leer:
Elementos de un mural (I): Temática, o sobre qué pintar
Elementos de un mural (II): Superficies y técnicas de intervención sobre muros
Elementos de un mural (III): Cómo se trasladan bocetos a muros
Elementos de un mural (IV): Materiales…entre sprays y pinturas
Elementos de un mural (V): Formas, texturas y linea
Una pared no es un lienzo, y te aseguro que lo percibes cuando trabajas en la composición de un mural.
¿Recuerdas a Tom Cruise en Minority Report moviendo figuras con las manos en una futurista pantalla para componerse su particular mural?
Pues me temo que las muralistas aún no disponemos de tecnología tan resolutiva.
Nuestro trabajo se parece más al que hacía en bueno de Cruise en la película Cocktail, cuando introducía todos los elementos en una cocktelera y de forma mucho más analógica creaba el combinado perfecto.
Antes de ver cuáles son esos ingredientes, quizás es interesante responder a…
¿Que ha pasado con la teoría?
Hace años que salí de la facultad, título de Bellas Artes en mano, e imagino que como toda persona que lleva años trabajando después de dar por finiquitada su época estudiantil, reflexiono sobre qué será de los conocimientos adquiridos.
En lo que nos atañe, al estudiar la composición es frecuente instruirse en términos como la composición áurea, la famosa regla de los tercios, que los elementos “respiren” o la carga de cada uno en el diseño.
Y cuando pienso en cómo ha evolucionado esa teoría en mi caso y la aplicación práctica que tiene en el día a día, me doy cuenta de que ha sido un proceso, una evolución y en cierto modo una educación de mis habilidades, partiendo de aquella teoría, para alimentarse con años de práctica y refinado.
Ahora el proceso de composición se ha vuelto más natural o automático y no tengo que pensar tanto en ello mientras estoy diseñando un mural.
Existe una frase que condensa bien el proceso que he vivido y es aplicable en este caso:
Hay que estudiar la técnica, para luego poderte olvidar de ella.
Importancia de la superficie en la composición
En ocasiones es difícil de explicar un proceso que las artistas resumimos en una frase que quizás no todo el mundo comprenda, cuando decimos:
Te lo da la superficie.
Forma parte de ese trabajoso afinado de la técnica a lo largo de los años, que te lleva a no ver un simple muro en blanco delante de tí, sino multitud de decisiones y limitaciones a la hora de pensar en el primer boceto, incluidas por supuesto las relacionadas con la composición.
Las superficies y técnicas de intervención sobre muros son el resultado de las infinitas realidades que me encuentro cuando me enfrento a una pared.
Existen muros irregulares, otros con formas imposibles, materiales rugosos, otros abruptos, quizás sean visibles las consecuencias del paso del tiempo, y encima de todo ello tengo que plantar un pulcro mural.
Entender que la superficie condiciona la composición es más fácil si piensas en otros sujetos que no sean muros, por ejemplo, lo que ideas y acabas pintando en un lienzo nunca será lo mismo que pintes si te encargan intervenir sobre un coche (y a mi ya me ha tocado pintar más de uno).
Respecto a los muros, el siguiente es un claro ejemplo de lo explicado, entendiendo que la composición se adapta, en este caso, al hecho de que el muro esté en cuesta.
Cómo afecta el color a la composición
Muchas veces los murales son grandes superficies en grandes espacios, por lo que es inevitable que estén rodeados de otros muchos elementos, cada uno de los cuáles tendrá sus correspondientes colores.
Por eso es importante familiarizarte con el entorno y analizarlo como un “todo”, teniendo presente que el diseño que plantees para ese espacio lo modificará de una forma u otra dependiendo de los colores que selecciones.
Por ejemplo, ese entorno que hace que los colores y la composición varíe, puede llevarte a pensar en decantarte por el blanco y negro, o todo lo contrarío, como es el caso de este mural colorista que acompaña de forma armónica el resto de fachadas de la calle:
Aprovechar la composición para contar una historia
Una vez de que tienes es cuenta esos factores quizás más técnicos, y añades a la coctelera otros aleatorios como las necesidades del cliente, o la función del mural, la creatividad entra en juego y las posibilidades dejan de ser limitadas.
Muchos metros de superficie y una temática sobre la que pintar: ¿por qué no aprovechar para contar una historia?
Es el caso de esta entrada de garaje, en la que la evolución de los trenes a lo largo del siglo pasado funcionaba como perfecto elemento de composición, para plantear una secuencia de izquierda a derecha en la que podía casi leerse esa evolución, desde el tren más antiguo al más moderno.
Puedes leer su historia completa en este artículo en el que también hablaba sobre la composición de un mural.
Vaya…agitando todos estos ingredientes creo que tenemos un buen cóctel que podemos llamar (bastante poco originalmente): Composición de un Mural.
Espero que lo hayas saboreado con gusto, y solo me queda agradecerte la visita a mi tasca, (que también es la tuya), e invitarte a que vuelvas cuando quieras, ya que puedes estar seguro de que habrá otros apetecibles combinados.
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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