5 elementos aquitectónicos que puede embellecer el muralismo
xabier / enero 26th, 2018 / 0 Comment
Hace pocos días daba el “brochazo final” a un trabajo en Oñati que me ha hecho reflexionar, una vez más, sobre los cambios que ofrece el muralismo en un entorno, tan solo pintando un pequeño elemento.
El punto de partida es una estructura poco agradable a la vista, y el reto como siempre es conseguir un giro de 180 grados.
Una vez más, terminado el trabajo, dejo unos litros de pintura y me llevo la percepción del cambio que ha supuesto, la evolución que se percibe y sobre todo lo bien valoradas que resultan por los vecinos este tipo de transformaciones.
En realidad tiene todo el sentido, el muralismo es un arte que ofrece resultados estéticos y muy asequible en comparación con soluciones que implican obras mayores.
La palabra versatilidad es la que mejor se adapta a esta disciplina, ya que prácticamente cualquier elemento arquitectónico es susceptible de ser intervenido con una buena cantidad de spray o pintura y que ocurra la magia.
5 ejemplos de elementos arquitectónicos transformados por el muralismo
1- Muralismo en casetas de electricidad
Suelen ser de pequeño tamaño y desperdigadas cerca de urbanizaciones o conjuntos de viviendas.
A pesar de su escasa envergadura, caen inevitablemente dentro de la categoría de los cubos feos y desamparados.
He aquí en lo que se pueden transformar:
Subidos al carro de la versatilidad, el muralismo no tiene rival respecto a las superficies sobre las que se puede pintar.
Por ejemplo, en este caso se trataba de una superficie irregular, nada lisa y cuya rugosa textura podría hacer parecer dificil intervenir.
A ello habría que añadir las puertas, rejillas y demás elementos que suelen tener este tipo de casetas, y sin embargo, el resultado incluso al acercarse es homogeneo y consistente.
2- Muralismo en depositos de agua
Cuadrados, redondos o rectangulares, feos también ellos y con el agravante de que suelen ser enormes moles de hormigón, visibles desde cualquier lugar.
No hay de qué preocuparse, ¿la solución?, más tiempo para pintarlos y más pintura.
3- Muralismo en entradas de garajes
Más sutiles, urbanos y menos evidentes que los anteriores, y aún así suelen ser elementos arquitectónicos con poca alma.
El problema de estos es que por su naturaleza urbana, tienden a degradarse y acaban mostrando una imagen más bien sucia del barrio en el que se ubican.
¿Lo mejor? Que son grandes muros, casi lienzos, que permiten tantas posibilidades como una comunidad de vecinos de turno pueda imaginarse.
4- Muralismo en muretes
Seguro que te ha pasado alguna vez; llegas a un lugar que ha estado en obras y ves un muro de pequeña altura que parece ir de ningún lugar a ningún lugar, y te preguntas:
¿Eso tenían que ponerlo ahí?
Los arquitectos son buena gente, sabios y eficientes en general así que la respuesta es que efectivamente alguna función hará el muro.
Lo malo del caso es que la pregunta te la haces porque estéticamente ese murete es horrible.
Pero esta historia puede tener un final feliz, ya que cuanto más feo sea un elemento, más efectiva será la solución que aporta el muralismo.
5- Muralismo en paredes irregulares
Por supuesto, no todo van a ser perfectas superficies a la espera de que llegue una muralista y se encuentre una pared digna de un museo.
Después de muchas obras, siempre existen espacios desangelados y antiestéticos, que si quedan visibles crean una atmósfera muy poco agradable para los vecinos o simples transeúntes.
¿No hablábamos de que el muralismo es versátil? esta es la muestra…
Escríbeme si tienes algún proyecto entre manos...
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